jueves, 15 de noviembre de 2012

Me pierdo en los avatares del día a día. Entre noticias de gente que pasa hambre, de personas que no tienen algo tan básico como un puesto de trabajo. Me chirrían las palabras mentirosas de los políticos, intentando convencernos de sus engaños. El mundo se mueve y, en esta época, el movimiento va hacia el caos. Me niego a mentar en este blog la maldita palabra que a todos nos duele en lo más hondo y en lo externo. Porque no hay y cada vez hay menos. Y sigo adelantando un pie y el otro para caminar hacia el futuro sin dejar que me acobarde esta situación crítica que tanto nos afecta a todos y todas. Acompaño mis pasos con las palabras, porque la palabra dicha acuna y arropa. Y quita ese frío que, a veces, se nos mete entre los huesos. Y cuento. Sigo contando historias, cuentos de risa, de miedo o de tristeza. Cuentos que sanan y ayudan. Ayudan a luchar, a sobrevivir y a seguir hacia delante.

Hay que mirar al frente y caminar. Caminar con fuerza, sin titubeo. Porque saldremos adelante. Siempre se ha conseguido. Por eso el mundo es mundo y el ser humano sigue aquí.